He pegado frente a este escritorio, un mapa de Estados Unidos. Pensé que de esta forma podía ver todas las noches al sentarme aquí, un pequeño espacio donde ustedes habitan. Han sido varios meses sin sus presencias y sin escuchar sus risas. Sé que están y que son, pero extraño nuestras conversaciones.
He comprado una caja en forma de maleta, empapelada con el mapa
del mundo. En ella guardo las cartas que solíamos enviarnos.
Junto aquí, una mesita que soporta todo el peso que provoca un
globo terráqueo, y un marco que sostiene nuestra primera foto juntas, aquella
tarde del 4 de abril de 2012. Nos acompaña el libro “Los Suspiros de la Vieja
Ciudad”. Ese libro que es tan personal e importante, un libro que solo pocos
tenemos y que pertenece a ella, nuestra amiga.
Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Ustedes tan
presentes aquí. Todas tan distintas pero extrañamente unidas por ese Hilo Rojo,
que cuenta Historias sobre Todos y Comparte Silencios. Que tan lejos estamos
físicamente una de todas. Pero que tan cercanas las siento hoy de mí.
Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Esas historias que
solo las amigas podemos contar. Aquellas que se construyen al pasar el tiempo. Como
aquella vez que nos encontramos por primera vez y subimos a la azotea prohibida
de aquel quinto piso. Quizás, como aquella historia que construimos sin
pensarlo mientras frente a todos en el Morro bailábamos, nos reíamos, como si
fuéramos las únicas en ese lugar. Momentos inolvidables que vivimos aquél día
de verano que bajo un torrente nos encontrábamos en un camino que no sabíamos
hacía donde nos llevaría y hablábamos de que quizás un personaje parecido a
Jason nos seguía. Historias como aquella vez que en medio de la carretera nos
detuvimos y comenzamos a saltar para capturar el momento. Quizás, aquella
historia como cuando entramos en una finca ajena, y nos creíamos modelos
mientras capturábamos el momento dentro del pastizal y al escuchar una sirena
que pensábamos que eran los policías, comenzamos a correr. Esas historias de
amigas de las que se viven en la Vieja Ciudad, donde en la noche brindábamos
por nuestra amistad y hacíamos testigos de nuestras risas aquellos amigos que
como nosotras también estaban creando historias. Historias que nacen del querer
hacer aunque no logremos. Como esa vez, la última que compartimos, queríamos
ver el amanecer en el Morro, pero nuestro cansancio fue mayor que no nos
despertamos.
Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Aunque todas ellas estén construidas aquí, en el ayer, tengo la esperanza, que alguno de estos días cerraré mi maleta y llegaré donde cada una de ustedes para que no olvidemos que también allá se construye historias.
Fotos por:
pero qué belllllllllllllllllaaaaaaaaaaaaaaa. te amo amiga.
ResponderEliminarEstoy vivaaaaa...Te quieroooooooo
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