domingo, 12 de julio de 2015

El valor de mi cuerpo

"Su figura se alínea en la red de las fórmulas, 
y su mente se rinde, seca y lacia de ideas". 
- Julia de Burgos
(Ella)

He llegado demasiado lejos con mi cuerpo. Hoy mientras observaba una foto, no me gusto lo que vi. Un cuerpo desproporcionado, con grandes bultos que me hacían tener un aspecto cansado, sedentario, y poco saludable. La banderita roja de mi cerebro comenzó a dar la señal. Nunca he sido de obsesionarme con mi aspecto físico, la mayoría del tiempo estaba complacida con lo que veía en el espejo. Pero hoy, no es esa la mujer con la que quiero continuar mi vida por el resto del tiempo que me quede.

Debo reconocer que hace 4 años mi peso comenzó a aumentar descontroladamente y siempre me repetía “esas libras de más las bajaras”. Pero hoy son 48 libras por encima al peso que controlaba. Nunca he sido de estar en el peso que según la medicina indica es el saludable  y sugerido para mi estatura, pero no había sentido la necesidad de recurrir a un especialista. Soy de esas personas que piensan que mientras menos visite al médico más tranquila emocionalmente puedo estar.

Reconozco que he fallado. No he sido responsable con mi salud. Toda mi vida y cuando digo toda mi vida, me refiero desde el momento en que comencé a tomar decisiones por lo que como; a eso de los 8 años de edad, he tenido la peor rutina alimenticia. Odio el desayuno, lo encuentro aburrido e innecesario, bien que puedo levantarme y estar sin comer ni tomar gota de agua hasta la tarde, como también levantarme a las 6:00 a.m. y mandarme un buen plato de arroz o pizza. Nada de esto lo hago para bajar de peso, (como quedarme sin comer hasta la tarde) simplemente no me apetece.

A causa de que no llevo una vida saludable, porque tampoco hago ejercicio, he notado que mi cuerpo sufre unos desbalance. Intento no quejarme porque sé que la respuesta a todo esto es que tengo que visitar a un médico, o comenzar a alimentarme saludablemente, o tener una vida más activa como la tenía.  Y es que tengo falta de voluntad cuando a dieta o ejercicio se refiere. Me encanta la variedad de comida saludable e incluso siempre mi nevera tiene estos alimentos pero la falta de motivación y la poca responsabilidad que sentía por mi cuerpo hasta hoy, me impedía cocinarlos constantemente y desechar aquellos alimentos como la pasta (mi mayor debilidad y la Coca Cola) que tanto mal hacen a mi salud.

Creo que estoy comenzando a aprender una lección. Tengo que cuidar mi cuerpo, es el único que tengo y tendré. Siempre me acompañara y si quiero tener más años de vida, debo ser responsable con este y amarlo. El peso es solo un número, no es importante como lo es el sentirse bien, el estar saludable. Obviamente el número se convierte en mucho más que número cuando no te sientes a gusto con lo que miras al espejo y cuando cosas que siempre has disfrutado como por ejemplo, correr bicicleta, bailar, ya no te divierten porque jadeas y sientes que el corazón bombardea más rápido que no puedes controlar la sensación de tenerlo a punto de salir de tu boca.


Quisiera asegurar que mi descontrol en el peso es lo que afecta mi estado anímico. Cuando uno no se siente bien consigo mismo intenta desplazar ese sentimiento hacía las personas que nos rodean, nos comportamos insatisfecho y herimos… Estoy lista para comenzar a modificar mi estilo alimenticio. Incluir en mi rutina de vida, ejercicios diarios, amar mi cuerpo y mi salud, disfrutarme con intensidad cada segundo de mi vida y vivir. ¡Que lo demás llega por sí solo!. - Yesenia FG 2015




Foto por: ORG 
Caracterización: Frida Kahlo

lunes, 18 de mayo de 2015

Volviendo a ti, Garo


"Asentí varias veces y estiré la mano para coger la suya, pero ella no me la alcanzó". 
-M. Vargas Llosa







Garo, ha sido extraño volver a despertar contigo. Nuestras miradas se han cruzado y he cerrado mis ojos instintivamente. Por un instante tuve miedo de que fuera un sueño. Pero tus manos rozaron mi rostro. Sentí tu respiración sobre mi cuello y tu cuerpo rodear el mío.

Garo he vuelto a sentirme viva. He vuelto a creer en la magia de tu sonrisa. Quiero cerrar mis ojos con seguridad, porque sé que seguirás estando a mi lado.

Garo eres real. Como también son reales tus besos, tus abrazos. Como también es real tu mirada, tu cuerpo sobre el mío.

Garo quiero construir contigo montañas de infinidades llenas de amor. Convertirme en la persona más irrealista, vivir sin sentido. Porque todo, mi amado Garo, todo hace sentido cuando estoy contigo. Quiero caminar descalza sobre vidrios bajo el sol. Tirarme de un avión sin paracaídas, o simplemente acampar sin escudo, sin armas, a plano cielo en la selva amazónica.


Garo, no estoy loca. Sucede que ahora me siento viva. La vida recobra sentido y ya nada me lástima porque sé, mi querido Garo, que ahora es cuando comienzo a vivir. - YFG 2015

jueves, 9 de abril de 2015

Todo aquí tiene forma de mundo, de historias



He pegado frente a este escritorio, un mapa de Estados Unidos. Pensé que de esta forma podía ver todas las noches al sentarme aquí, un pequeño espacio donde ustedes habitan. Han sido varios meses sin sus presencias y sin escuchar sus risas. Sé que están y que son, pero extraño nuestras conversaciones.

He comprado una caja en forma de maleta, empapelada con el mapa del mundo. En ella guardo las cartas que solíamos enviarnos.

Junto aquí, una mesita que soporta todo el peso que provoca un globo terráqueo, y un marco que sostiene nuestra primera foto juntas, aquella tarde del 4 de abril de 2012. Nos acompaña el libro “Los Suspiros de la Vieja Ciudad”. Ese libro que es tan personal e importante, un libro que solo pocos tenemos y que pertenece a ella, nuestra amiga.

Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Ustedes tan presentes aquí. Todas tan distintas pero extrañamente unidas por ese Hilo Rojo, que cuenta Historias sobre Todos y Comparte Silencios. Que tan lejos estamos físicamente una de todas. Pero que tan cercanas las siento hoy de mí.

Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Esas historias que solo las amigas podemos contar. Aquellas que se construyen al pasar el tiempo. Como aquella vez que nos encontramos por primera vez y subimos a la azotea prohibida de aquel quinto piso. Quizás, como aquella historia que construimos sin pensarlo mientras frente a todos en el Morro bailábamos, nos reíamos, como si fuéramos las únicas en ese lugar. Momentos inolvidables que vivimos aquél día de verano que bajo un torrente nos encontrábamos en un camino que no sabíamos hacía donde nos llevaría y hablábamos de que quizás un personaje parecido a Jason nos seguía. Historias como aquella vez que en medio de la carretera nos detuvimos y comenzamos a saltar para capturar el momento. Quizás, aquella historia como cuando entramos en una finca ajena, y nos creíamos modelos mientras capturábamos el momento dentro del pastizal y al escuchar una sirena que pensábamos que eran los policías, comenzamos a correr. Esas historias de amigas de las que se viven en la Vieja Ciudad, donde en la noche brindábamos por nuestra amistad y hacíamos testigos de nuestras risas aquellos amigos que como nosotras también estaban creando historias. Historias que nacen del querer hacer aunque no logremos. Como esa vez, la última que compartimos, queríamos ver el amanecer en el Morro, pero nuestro cansancio fue mayor que no nos despertamos.

Todo aquí tiene forma de mundo, de historias. Aunque todas ellas estén construidas aquí, en el ayer, tengo la esperanza, que alguno de estos días cerraré mi maleta y llegaré donde cada una de ustedes para que no olvidemos que también allá se construye historias.  



Fotos por: 

sábado, 4 de abril de 2015

Lo dual que llevamos dentro

"Más allá de mi espíritu
un eco involuntario se complace
en repetir la idea que avanza sin pudor, desnuda de tragedia;
y mi nombre gastado 
le da la mano al tiempo"- Julia de Burgos



Estos días han sido un tanto difícil para mi. Un sube y baja de emociones y sentimientos que en efecto a veces  me asusta. Suelo ser una persona que al parecer vive montada en una montaña rusa. Nadie sabe como reaccionare a “tal cosa”. Reconozco tener varias personalidades y estas se ven reflejadas según el lugar y con las personas que me encuentre. Por lo general, siempre estoy con una cara seria, aparentando estar molesta y en ocasiones ni sé por qué. Puedo tener un carácter ogroso, hablar fuerte y ser muy creativa enfrentando a las personas. Pero balanceando los platos, me auto-nomino “calcuta”. La palabra NO, aveces esta ausente en mi vocabulario y cuando estoy en busca de ella, aparecen los cargos de conciencia, quienes me gritan “si puedes hacerlo, por qué decir que no”. Soy extremadamente sentimental queriendo resolver las vidas de los demás. Esto me lleva a meterme en problemas que ni al caso conmigo, pero siempre estoy como el arroz con gandules en cada fiesta de los puertorriqueños.

Siento temor. A pesar de ser así, muy yo, porque aveces no sé como describirme, me entrego demasiado a las personas que aprecio. Soy extremista, desmedida y reconozco que me duele el saber que no recibo ni la mitad de ese afecto por parte de alguno. Vivo con la lucha de que “uno da sin esperar recibir nada a cambio”, pero sé que es mentira. Uno da siempre anhelando ser amado de la misma forma. Puedo tratar con amabilidad, responsabilidad a una persona anhelando que se de cuenta de lo importante que es en mi vida y la aportación positiva que ha tenido en mí su presencia. Y esto a veces me hace ser una persona sorda. Quien no se da cuenta de las acciones y tono de voz que emplean para dirigirse hacía mi. Cuando me percato, me frustra el pensamiento que esto ha sido provocado por mis propios actos. Por querer que me quieran y no saber medir mis sentimientos.


Y se siente feo, pero a su vez una ola de satisfacción cubre mi ser. Porque dudosamente una persona puede llegar ser como yo. Tengo el placer de ser tan cristalina y ser el reflejo que molesta a quienes no soportan ver lo dual que llevan dentro. Mi corazón anhela atención, afecto, mientras que mi alma se conforma solo con dar lo mejor de sí. 

domingo, 8 de febrero de 2015

Las cuatro Julias

Existen personas que no saben
 la gran diferencia que hacen 
solo con su presencia. 

Taller de Teatro Clausurado
Cuadro absurdo "Las cuatro Julias"

Puede que hoy hayan intentado clausurar un acto de esperanza, pisoteando sueños que apenas pueden levantar el vuelo. Puede que hoy hayan acuchillado un corazón viejo que acostumbrado está de coser las heridas que como rompecabezas trazan líneas de dolor. Puede que hoy hayan intentado enterrar mis ganas de continuar caminando hacía la luz que lejana está pero ilumina mi camino.

Y cuando me encontraba en el suelo intentando borrar las huellas que dejaron mis pies al pasar, me detuve ante mis cuatro Julias. Una tan distintas de otras. Sus ojos iluminados por el deseo de derrumbar murallas construidas por el hombre hacendado que con látigos humilla al jornalero a abandonar sus sueños.

Cuatro Julias que no saben que no hay cifra alguna que pague el acto tan simple como el hecho de incitarme a no dejarme caer con las alas aún abiertas. ¿A caso no soy quién tiene que enseñarlas a volar? ¿No soy quien debe tener una palabra de fortaleza para ellas?

Me he mirado en el espejo y he visto una niña con alma de vieja. Ya no cree, ya no sueña y poco siente. Pero ustedes mis Julias, hoy me demostraron que no todo está perdido. Que aún nuestras voces se pueden escuchar, solo basta no perder nuestro norte y continuar nuestro camino sin soltarnos las manos.  - Yesenia FG (enero 2015)

lunes, 5 de enero de 2015

Danzando en mi garganta

Desperté. La angustia le da con visitarme a estas horas de la madrugada. ¿A caso ella no sabe que necesito dormir, descansar? Pero despierto. Porque siempre viene con verdad. Intento ignorarla, dándole la espalda y arropándome hasta el pelo, intentando no morir en el intento de respirar bajo las sábanas. Pero insiste en quedarse y que la escuche. A través de telepatía me obliga a ver lo irremediable, y tiene esa habilidad de meterse en mi piel, erizando cada vello de mis brazos y mi corazón baila al son de sus pasos, que cada vez son más fuertes y rápidos. Esta maldita angustia no tiene modales e intenta robrarme aquello que me da paz. Lucha contra todo hasta lograr alzar bandera de victoria. Maldita angustia que siempre dice la verdad. Y mis nervios se unen al cantico desenfrenado que invoca alrededor de la boca del estómago. Maldita angustia que no observa que mi temperatura aumenta según su danza por todo mi cuerpo. Quiero ahogarla, asfixiarla, pero me falta el aliento. Busco desesperada el aire, abro mis ojos y me doy cuenta que mis manos abrazan con fuerza mi garganta. - Yesenia Figueroa 2015