"Más allá de mi espíritu
un eco involuntario se complace
en repetir la idea que avanza sin pudor, desnuda de tragedia;
y mi nombre gastado
le da la mano al tiempo"- Julia de Burgos
Estos
días han sido un tanto difícil para mi. Un sube y baja de emociones y
sentimientos que en efecto a veces me
asusta. Suelo ser una persona que al parecer vive montada en una montaña rusa.
Nadie sabe como reaccionare a “tal cosa”. Reconozco tener varias personalidades
y estas se ven reflejadas según el lugar y con las personas que me encuentre.
Por lo general, siempre estoy con una cara seria, aparentando estar molesta y
en ocasiones ni sé por qué. Puedo tener un carácter ogroso, hablar fuerte y ser
muy creativa enfrentando a las personas. Pero balanceando los platos, me auto-nomino “calcuta”. La palabra NO, aveces esta ausente en mi vocabulario y cuando estoy en busca de ella, aparecen los cargos de conciencia, quienes me
gritan “si puedes hacerlo, por qué decir que no”. Soy extremadamente sentimental
queriendo resolver las vidas de los demás. Esto me lleva a meterme en problemas
que ni al caso conmigo, pero siempre estoy como el arroz con gandules en cada
fiesta de los puertorriqueños.
Siento
temor. A pesar de ser así, muy yo, porque aveces no sé como describirme, me
entrego demasiado a las personas que aprecio. Soy extremista, desmedida y
reconozco que me duele el saber que no recibo ni la mitad de ese afecto por
parte de alguno. Vivo con la lucha de que “uno da sin esperar recibir nada a
cambio”, pero sé que es mentira. Uno da siempre anhelando ser amado de la misma
forma. Puedo tratar con amabilidad, responsabilidad a una persona anhelando que
se de cuenta de lo importante que es en mi vida y la aportación positiva que ha
tenido en mí su presencia. Y esto a veces me hace ser una persona sorda. Quien
no se da cuenta de las acciones y tono de voz que emplean para dirigirse hacía
mi. Cuando me percato, me frustra el pensamiento que esto ha sido provocado por
mis propios actos. Por querer que me quieran y no saber medir mis sentimientos.
Y
se siente feo, pero a su vez una ola de satisfacción cubre mi ser. Porque
dudosamente una persona puede llegar ser como yo. Tengo el placer de ser tan
cristalina y ser el reflejo que molesta a quienes no soportan ver lo dual que
llevan dentro. Mi corazón anhela atención, afecto, mientras que mi alma se
conforma solo con dar lo mejor de sí.
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