martes, 14 de junio de 2016

Inspirame, Julieta



Hace ya un tiempo que no veo a Julieta. La ultima vez que hable con ella, se observaba cambiada. La sonrisa le pesaba. Su mirada era fija. Su piel opaca, pero sus palabras sonaban firmes. Sinceras. No sentía miedo de gritar sus desacuerdos.


Recuerdo verla rodeada de alambres. Su piel se agrietaba con cada movimiento, pero ahí estaba ella, continuaba avanzando con un deseo inexplicable. Con un fervor envidiable.

Yo solo podía permanecer inmóvil. Intentaba en el pensamiento extenderle mis manos para servirle de apoyo, pero verla allí, peleando contra todo, haciendo frente a sus pesares, verla allí sin bajar por un momento su mirada, era experimentar una especie de trance. Su dolor era mi inspiración. Su cuerpo erguido y su mirada sostenida era la esperanza que andaba
buscando. 

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